samedi 29 mars 2008

"Oíd el Grito"

Cuando el inicio se convierte en especie de viaje no pude dejar de pensar en una relación con "Alicia en el País" -fue más fuerte que yo. Fragmento de la canción de Charly cerró mi idea sin ser burdo ni obvio -aunque la relación libro-canción se dé, quizás, solo por el nombre.
Cuando pensaba en que faltaba agredir directamente al público para redondear mi idea de una obra tipo "dadaista" encuentro a 30 personas y un grito hacia el público de modo amenazante (que susto, "¡nos matan!"). ¿El público?, silencio.
Perturbadoramente hermosa. Increíble, rompiendo todo lo que había podido suponer. Bien realizada, particular justeza. SHOCK.
La cabeza alterada en revoluciones.
Horriblemente bella. El aplauso nace tibio y se convierte en obación (la gorra se llena).
Lo único que atine a escribir sin respetar ningún renglón y en diagonal fue: "Tremendo, ¡tengo rota la cabeza!".
Llega el fin. Existió un golpe magnífico.
Encuentro a mi "contacto" y lo abrazo. Me presenta a otros mientras se va llenando los brazos con cosas.
"Es un pibe" pienso mientras saludo al director a mis veintiún años. Pequeñas charlas con varios, no me acuerdo que dije (¡tenía tanto y nada para decir!).
Quedo en un segundo encuentro, el próximo sábado en el mismo lugar. Me advierten de algunas cosas como para que no me asuste (quizás a causa de mi abrumada cara decorada con sonrisa -mi gesto, tocarme el pelo-).
Me despido. Prendo un cigarrillo y miro la hora. No había pasado mucho más de una hora enorme. Empiezo a caminar. Emprendo la vuelta a casa, la experiencia acaba de comenzar.

"Boedo Antiguo"

Tren y combinación de subtes (pasillo y escaleras entre la "C" y la "E"), hora y pico de viaje. Barrio de Boedo, Avenida San Juan, Barrio de Boedo, Espacio Cultural Julián Centeya. Puerta fileteada: Boedo, barrio de guapos.
Larga y ancha avenida. Sábado de otoño, dieciocho horas, poco movimiento (puedo cruzar por mitad de cuadra).
Señoras esperan en un hall a donde invita la puerta principal con una hoja abierta. Cartelera y anuncios. Algunas pinturas, sillas que forman un contorno vacías. Piso de baldosa con parches de cemento, superficie de apoyo de dos mesas vacías también. Pantalla algo descuidada y sin uso. Ventana, escondida a medias, tapada. Lugar reciclado unido por tres escalones a una construcción nueva (paredes no tan altas de ladrillo gris).
Ecos de un ensayo en la parte de atrás ("piquete, cacerola. ¡La lucha es una sola!"). Empleados y hombre de seguridad. Me acerco y pregunto, cuando termine el ensayo se podrá ingresar.
Ingreso.
Escenario que no se utiliza. Sillas azules con leyenda del "Banco de la Ciudad". Cemento alisado se convierte en pista. Público sentado en redondel (dos filas). Lleno total, se agregan sillas. Seguro más gente de la que esperaba sentada en un galpón de paredes altas de ladrillos (los naranjas que no son huecos) donde crecen algunas plantas. Primer metro con reboque.
Guirnaldas de banderines de colores cruzan el lugar. Mate.
Charla y ambiente ameno. Barrio, conocidos. Heterogéneo público reunido: jeans, hojotas, pañaleros, pantolones cortos, zapatos, blusas y alhajas.
Trajes, accesorios e instrumentos dispersos en un solo lugar. Se va haciendo silencio: la obra, al raz del suelo, va a comenzar.
Ceremonia, celebración.
Los bailes, el canto, la percusión. Movimientos esquisofrénicos. Viaje, memoria. ¡Grito furioso!. Situaciones cambiantes. Enorme relato ("Oíd el grito", el arte llegó).

mercredi 19 mars 2008

Martes

...Da vuelta un vaso (vacío) y decí "en el valle del Señor nada se pierde" y aparece posta...
Ideas fantásticas circulan en Internet, quizás tantas como en la vida real -¿acaso Internet (el coso que corrige faltas me hace poner internet con mayúscula) no es vida real?, yo no lo sé. Rlefleccionando. Quizás tan fantástico como lograr una entrevista para el martes. Ajá, lo estuve pensando. Es que intentar conformar un grupo desde poco, en pocas clases, cuando en muchas clases se producen movimientos numéricos que uno no entiende bien -con el ruido y otras especies que esas cosas generan- y ponerse de acuerdo en algo o, al menos, de que no estamos de acuerdo en nada, no es fácil. Debo reconocerle a la fuerza de una fecha un suficiente poder de coerción como para que uno se ponga a hacer algo, o los acuerdos lleguen de manera más inmediata.
Periódicamente, ya algo había: experiencias lanzadas, charlas, ideas generales y hasta algunos primeros roces. Aunque seguro no lo suficiente para lograr la entrevista para el martes.
Encima reflecciono: yo no estoy tan seguro de ir y hacer una entrevista. No sé cuanta idea tengo, y así como modelo o una herramienta teórica mucho no abarqué (igualmente confío en mi genialidad y que salga algo fantástico). Así que deberé abocarme un poco a algo de eso -sí, reflexionar no suele ser buena idea y eso que las mías, como verán perspicaces lectores (lo bueno es que uno supone lectores), no son de las más profundas.
Si todo fuese tan fácil jack,
-suena la patrulla espacial-.

vendredi 14 mars 2008

Ayer, presentación de "imágenes por la memoria" o "para" o algo así -¡tengo folleto que se dobla como un mapa de rutas genial!-.
Medio por darme un rato de yapa antes de entrar a cursar con esa sra de dientes más complicados que yo y otro medio para ver -bueno, "ver" es un modo decir que daba ir, "daba ir" como modo de decir que me interesaba- que era lo que pasaba me dirigí al ágora (no, fue en el auditorio) de la universidad donde algunas personas, muchas mas sillas rojas, el delegado de la uom y presidente de una organización social -que conocí en los seminarios de economía social de la semana pasada-, algunos profesores, una chica que se le caía una botella de agua mineral sentada cerca de la que termino siendo mi posición y una pantalla -que al final ni la usaban!-´, entre otros actores, esperaban para dar comienzo al "acto".
En nombramiento de presentes y no tanto se paso gran parte de la ceremonia para la cual se había dispuesto un presentador de pelo largo muy atado y tirante y con chistes sin demasiada gracia.
Nada, en un panel de alguna gente con cara de no mucho para decir, una Madre de plaza de Mayo (línea fundadora) y miembro de algunos otros "organismos", digamos, se destacó. A mi particularmente no me suelen caer demasiado bien, pero esta señora con gracia particular, frescura y sin pañuelo en la cabeza (porque no iba en representación de madres, explicó ella antes de empezar) logró captar mi atención tanto en algunos comentarios con chiste -estos si graciosos- y otros de valor y pertinentes a la situación y al lugar. Concisas palabras.
El mismo señor que anunciaba presentes y ausentes en un principio y luego de que hablase la señora (que a su vez lo hizo luego del vice rector de la universidad -que hablo en primer lugar y no se mostró demasiado atento a las palabras de los otros oradores-, quién fue seguido por el peronista nuevo intendente de Quilmes -quien contó una historia interminable y tan acotada que resulto confusa y poco ajustada a la situación, aunque la intención pareció buena) anunció el final.
Vale mencionar que el final llegó sin que hable un sr, de lentes, camisa y flequillo sobre la frente, que se había sentado junto a quienes hablaron vaya a saber uno por qué razón.

jeudi 13 mars 2008

Tengo remera roja anti-búhos.

mercredi 12 mars 2008

"¡Goooooooooood daaaaayy! ¡Suuuuuunshiiiiiiiineee!" muge el chancho-manatí al abrir su ventana ahora que cambió de lado de cama con la hermana.
Que coqueto y feliz se lo ve por ahí con su buzo violeta y sus patas de cebra.
"Habla hasta por los codos", pero se dispone a la charla solo con quien se le presenta amigable desde su único,
caprichoso y restricto criterio.
¡Que ave tan fiel y hermosa!

dimanche 9 mars 2008

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Probablemente debería escribir algo respecto de como Alicia marca un estilo, una época y un modo de escribir (en mi). Quizás de como algunos cuentos de Kafka lograron conmover ciertas fibras hasta estremecerme, aunque siempre me quedaba con la sensación de que faltaba algo más. Por ahí de lo intenso, fugaz, innovador y, por largos momentos, imposibles de entender que me resultan algunos cuentos de Cortazar. Mi lectura tardía de "el túnel", la llegada de algunos ensayos de Casullo (post primer momento de cursada con él), la lectura incitada por Hilda -la abuela de Temperley, que me recordó la existencia de la librería- del Alquimista, a la que me aboqué con cierta constancia aunque, debo confesar, nunca llegué a terminarla y quizás algun intento de lectura -convertido en anécdota- de página 12 o el shock de un primer encuentro fuerte con lecturas que parecían necesarias para seguir con las materias en un primer momento de universidad. Todas, de una forma u otra, se ganan su espacio, su lugar, en mi joven relación con la lectura. Joven y avara relación con la lectura. Leer con un poco continuidad y hasta sentarse hacerlo recién con unos avanzados veinte años -ir a comprar un libro sin demasiada idea ya de grande y hace poco- se convierte en marca de mi poco acercamiento a ese horrible y "exigidor" de paciencia -¡y hasta de una postura en especial!- fenómeno que algunos personajes hozan llamar lectura.
Ideas destellantes, alentadores y prometedores comienzos, inentendibles conceptos y formas de expresarse. Momentos de superación espiritual. Y hasta tedio, ese que lleva contar una y otra vez las páginas que faltan hasta llegar, aunque sea, a un provisorio final antes de darse por vencido. Todo forma parte de la lectura. Aluvión de sensaciones y total indiferencia. Libros que pasan frente a mi como si nada. Todo forma parte de mi relación con la lectura. De mi joven y avara relación con la lectura.

Sábado, ocho de marzo de 2008

Me desperté por la culpa de alguien que equivocadamente llamaba a mi celular, en ese momento decidí levantarme, me "calcé" el jean y salí.
No parecía que fuese a pasar mucho.
Palpé los bolsillos como para ver si tenía todo lo necesario, crucé mi casa -avisando a luli que a mi vuelta andaríamos en bicicleta- y salí hacia la librería.
Por segunda vez visito la librería que mi abuela me recordó que existía. A diferencia de la primera vez, el levantarse y viajar resultan especialmente para ello.
Llegué. Particular atmósfera de un lugar largo y alto que se desforma por angosto para parecer interminable. Señor grande tras mostrador, achica los ojos esforzándose por ver aunque los vidrios de sus lentes deben estar entre los más gruesos que vi en mi vida -aunque debo reconocer que no soy especialista en eso de andar mirando y, aún menos, recordando el grosor de los vidrios de los ante-ojos de gentes que veo por ahí.
Nada. Entro, me mira y pregunta "cuál era tu libro?", tenía el libro que había encargado la otra vez cuando había comprado una edición buenísima de "Alicia en el espejo" (bah! "A través del espejo y lo que Alicia encontró allí"). La muchacha que lo ayuda, imagino que la hija o quizás hasta la nieta -capaz que era la hija del vecino-, rompe algunos envolturas que saca de una caja hasta encontrar el libro. Sobre el mostrador se completa la transacción. Se me comenta algo sobre el libro que no escucho bien, pongo cara como para contestar a lo que sea que hayan dicho, "hasta luego!" y me retiro.
Dos cuadras y un puente hasta la parada del colectivo (266, 2. La cola para el 266,4 era muy larga y me dio vagancia). La ansiedad no me gana, no abro el libro, ni siquiera miro adentro de la bolsa.
Me siento atrás del asiento que estaba justo en la rueda, no esta bueno ir sentado justo en el que esta sobre la rueda. Pienso. No sé muy bien por qué había hecho todo eso, quizás era algún deber o esa pequeña voluntad con la que un poco se inicia todo -aunque en general se supone un pelotazo-. En fin, lo que me arrastró hasta la librería, me llevó preguntar por un libro, encargarlo y volver hoy para retirarlo, fue, de alguna forma -aunque no de manera exclusiva-, el seminario y taller de escritura que empiezo a cursar en la universidad. El mismo que, esta vez mas certeramente, me lleva a inaugurar este espacio sin demasiada idea.
Es que esa señora pretende que lleve un diario de escritor en blog. Yo no sé bien lo que es. Dijo que la idea era (es) escribir reflexiones, ideas y todo eso que lleva a la escritura y que, de alguna manera, queda afuera. Pensé que debería tener constantemente una computadora a mano, o lograr constancia en escribir esas ideas, siempre geniales y realizadoras, que invaden mi mente solo para luego ser olvidadas. A mi, particularmente, no me convenció demasiado.
Y es sábado a la tarde, llueve, ya dormí siesta, merendé y el tramo hasta la cena parece longuísimo.
Abro el blog. Resuelvo que debe llamarse pateque ("decí 'pa'", "pa", "deci 'que'", "que", "deci 'te'", "te". "Ahora todo junto", "¡pateque!").
Ya esta abierto, el proceso resulto hasta fácil. Lo miro, parece mirarme. Pienso en escribir algo genial, no se me ocurre nada y así empieza este relato.