samedi 14 juin 2008

¿Me quedé en "había una vez"?

Cuentos de dos historias. Cuentos de, al menos, dos historias hiladas finamentes por el autor. La historia oculta la que vale.
Finales que se parecen a no-finales. Situaciones abiertas, entrometidas.
Simples, simplistas, complicados, rebuscados. Minimalistas, barrocos.
Con muchas voces, con casi ninguna.
De verdad, de mentira. Durísimos.
Cuentos que no empiezan con "había una vez".
Parezco haber perdido demasiado tiempo, o no. Lo mio nunca fue la lectura, y quizás de ahí la sorpresa, el desacomodo, ante los desacatos de Cortázar este verano.
Ponerse a escribir una narración. Claro está que debería lograr incluir una historia dos finamente hilada, un ritmo, descripciones exquisitas, las palabras más certeras y lograr tocar esa situación tal que lo convierta, de alguna manera, en pretensiones de literatura.
Esdrújulas.
Encontrar una historia o una idea. Difícil, con ella sentarse a escribir ya resulta mucho más fácil: quizás todo salga de un tirón. Otras no, en algún momento se estanca. Se estanca y nada: se estanca. Ponerse a describir algo mejor; pero no: está estancado.
Retomarlo, leerlo. Irlo tocando de a poquito. Que los toques nos caigan bien a los dos, que no sea agresivo para ninguna de las partes.
Regresar, leer y sonreír. Un final feliz que de ninguna manera se da. (Deben se las comas) leer, corregir algo (no, no eran).
Falta tiempo de reposo, así al cortarlo mantiene su punto.

El que escribe cuentos (cuentistas, según leí por ahí), debe ser un tipo medio particular. Como volado, pero meticuloso. Un poco loco y con finos procesos de razonamiento.
Capaz. Capaz de dejar algunas ramas, historias cortas, de recordar diálogos y de observar y llevar a cuento -mis juegos de palabras están llegando a un nivel pre-escolar de un niño no-prodigio- aquellas pequeñas situaciones de la vida diaria que representan grandes cuestiones, dramas y pensamientos: algunos pocos dramas existenciales -aunque sabemos que esos pocos son más que suficientes.

Vivir u observar. Vivir a veces, observar otras. Brindar esa perspectiva particular desde la cual se participo. Observar otras para vivir algunas y poder brindar lo otro. Situaciones. Acomodarse y encontrarse.
Acomodarse y encontrarse, por ejemplo, frente a una computadora, cumpliendo una consigna, intentándola, restándola, intentando respetarla, no quemarse mucho los dedos, que los pelos no estén tan parados, merendar sin volcar nada en el teclado, encontrar una vueltita más, arriesgarse sin llegar al suicidio. Y todo en un blog.

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